A Nelson Mandela:
Todos se acuerdan de tí ahora que has muerto. Pero pocos van mas allá del discurso oficialista y políticamente correcto, dado por el sentido común y el sistema mismo. Se quedan con el hecho de que «murió un hombre bueno.» Pero el hecho evidente es que cada día mueren muchos hombres buenos, olvidados por el mundo. Y a ninguno de estos, que todo lo controlan y todo lo saben, parece importarles.
¿Por qué algunos no escribimos nada aquel día? Sencillo. Es facilón y cutre acordarse de las obras de alguien cuando acaba de morir. Hasta el PP, con su desprecio por los derechos humanos y la dignidad de los pobres y desamparados, se «apenó» por tu muerte, aunque sospecho que, en su fuero interno, más de dos militantes de la formación de extrema derecha seguramente estarían muy felices de que existiese un comunista negro menos en el mundo. Así de mezquinos, hipócritas y mierders son muchos.
Mentiría si digo que recuerdo fielmente tu vida y obras. Las conozco por encima, como una gran parte de los que se apenaron por tu muerte (otros seguramente te confundirían con un Morgan Freeman cualquiera, o un futbolista jubilado, o algo así), y también dudo de que fueras un «hombre bueno». No creo en la bondad del ser humano, tampoco en la maldad inherente y eso me hace pensar que, como persona, tendrías tus luces y sombras, aunque la épica sobrepasara a la condición humana y te convirtiera en mito.
Me quedo con la faceta que mas me fascina de ti, que es la que te ha hecho convertirte en leyenda incluso antes de tu muerte. Sencillamente fuiste un hombre que peleó duro por conseguir algo, y cuando se pelea no siempre se puede ser bueno. Ya sabes, Nelson… para hacer una tortilla, hay que romper algunos huevos, y seguramente tu pateaste los huevos a alguien -seguramente algun afrikaaner supremacista blanquito- en algún momento de tu existencia en esta bola de polvo que es el planeta Tierra.
Precisamente lo que mas valoro de ti, es eso que cada día se ve menos entre la gente: La capacidad de lucha, inasequible al desaliento, por algo que en el fondo de tu alma estimabas justo y necesario, tan justo y necesario como para pasarte una larga temporada a la sombra o jugarte la vida y la de los tuyos. Ya no queda demasiada gente como tú, gente dispuesta a dejarse la piel por algo así. Fíjate, que ni siquiera los punkis ya son tan punkis ni tan amenazantes como en los tiempos en los que luchabas contra el apartheid… todo se desvirtua y se pierde. Hasta el punk es inofensivo y los revolucionarios son solo una foto en el facebook con una estúpida frase bonita encima.
En fin, Nelson… me quedo con esta faceta tuya, que hago mía en algunos aspectos. Porque a mi y a mi gente también nos hierve la sangre cuando vemos injusticias. Salgo a la calle a quejarme por ello, por algo justo para mi y para los que son pobres como yo, y a cambio recibo correctivos policiales en forma de porras en la cabeza y carreritas, secretas creadores de líos y detenciones… aunque, por desgracia, soy mucho mas cobarde que tú y no estoy dispuesto a llegar tan lejos. Ya sabes… me amparo en que lo importante es luchar y seguir en la calle para poder luchar un día más.
Tu tenías tus luchas. Nosotros hoy tenemos las nuestras. Y me encantaría que la juventud rebelde y contestataria, la juventud que lee estas cuatro líneas escritas rápidamente por un tío de gafas que toca la guitarra y lleva en las calles mas tiempo del que puede recordar, sirviesen como pequeño punto de revulsión interna:
¿Que hacemos cada uno de nosotros por cambiar las cosas? ¿Nos konformamos con lo que hay? ¿De veras crees que si este hombre muerto al que dirijo estas palabras se hubiera konformado, sus compatriotas hubieran tenido una igualdad o posibilidades de una vida medio digna en su país? Empieza el cambio por ti mismo, por tu actitud… y piensa sobre ello.
Me despido, Nelson. Fué un placer. No dude que quedará quien siga su legado, al margen de la hipocresía politica y los revolucionarios de barra de bar (o de facebook).
Nos vemos en las calles. Nos vemos en los conciertos. Nos vemos en la lucha.
Hasta siempre, compa.