El señor Kike Trigueros tenía una ardua misión por delante. Es una de esas personas a las que les flipa ir de conciertos, y que en el pasado pudo disfrutar de uno de los mejores festivales de rock en su propio pueblo, Herreruela de Oropesa. Este festival no es otro que el Herreruela Rock. Y nuestro amigo Kike, con la que está cayendo, se lía la manta a la cabeza y se propone resucitar ese mítico festi.
Para ello cuenta con dos cosas: sus ganas personales, la colaboración de un reducto de koleguillas que le echan un cable y poquito más.
Y aquí va nuestro amigo, preparado para montarla pero bien. Nos da un toque y allá vamos, todo sea por contribuir a relanzar un festival tan cojonudo como éste para volver a dar vida a la comarca.
Pese a problemas laborales, allí nos presentamos a la hora, y la cosa ya va que arde, quizá con menos afluencia de la esperada ante un evento tan bien montado y heredero directo del legado de las ediciones anteriores, pero bueno, para Dislexia había ya unas doscientas personas a pleno sol, dispuestos a botar con el nuevo proyecto del señor Juan Abarca. Después entró LSM, ya conocidos nuestros, donde el combo capitaneado por JC Rosell salió desde el minuto cero a comerse el escenario. Van soltando como bombas todos los temas de sus discos, reincidiendo especialmente en los del último trabajo, «Bienvenidos al paraíso».
Después de LSM, y tras un inesperado cambio de horarios, entran las chicas de Yo No las Conozco. Versiones de punk rock con el peculiar estilo que le aporta el ser una formación donde solo hay chicas. Después de ellas, Ke+Da, presentando su último trabajo, con una imponente puesta en escena que logró ir congregando cada vez más y más público, para dar paso a Boikot. Nuestros colegas Boikot se marcaron un impactante directo de 20 temas, tocando muchas de sus mejores canciones y con una puesta en escena cojonuda, que logró mover a las mas de 500 personas congregadas allí. Después de Boikot, pudimos ver a DeBruces en acción, presentando su segundo CD.
Para finalizar la noche, arrancamos nuestro repertorio saliendo a muerte, dispuestos a poner el alma y el corazón en cada canción. A toda hostia, fuimos soltando una hora y cuarto larga de trallazos, aupados por el público, que se entregó haciendo pogo desde el tema dos hasta el último y fue el verdadero impulso que nos hizo volar sobre el escenario.
Ya amaneciendo (y porque nos cortaron la luz, si no seguimos allí) tuvimos que echar el cierre a esta edición de un festival al que deseamos una larga vida ya que estás iniciativas son las que dan verdadera vida a los pueblos y hay que apoyar sí o sí.
Tenéis el resto de fotos del conci en nuestra sección de Fotos de los conciertos.