El fin de semana se planteaba duro: doblete inesperado. El sábado tocábamos en el festival Nubarrock, y el domingo, una iniciativa vecinal nos llamó de urgencia para colaborar tocando en una noble labor: apoyar unas fiestas populares de barrio que el Ayuntamiento estaba tratando -veladamente, eso sí- de sabotear.

Así que el sábado recogimos los trastos, todo a los coches y de camino a Nuevo Baztán, un pequeño pueblo bastante bonito en la zona del este de la Comunidad de Madrid. Llegamos a la hora pactada y el primer grupo de la noche estaba finalizando la prueba de sonido, así que subimos casi de inmediato a probar sonido. El concierto estaba muy bien montado, con un nivel de profesionalidad elevado, y es que se nota que llevan muchos años peleando por este concierto, año tras año, la cuadrilla de trabajadores del Área de Juventud del Ayto. de Nuevo Baztán. Tras unas advertencias relativas al tiempo de actuación y otros pormenores, allá vamos. Prueba de sonido rápida y eficiente, con unos técnicos que sabían hacer correctamente su trabajo y unos backliners de primera. En 15 minutos todo arreglado y a esperar. Lamprologus iniciaron la noche con un rock con tintes de funk de una calidad impecable. 30 min de actuación para dejarnos paso a nosotros, que arrancamos nuestra media hora a ritmo de Vaya Noche y fuimos desgranando algunos de los temas del disco. A remarcar la presencia de nuestro kolegui Alberto Malakresta que se subió a hacer el punki y a repartir caramelos de kalimotxo entre el público. 30 minutos de rabia y caña, con las primeras filas del público entregado a saco (se agradece!). Así, acabamos cansados pero contentos, para dar paso a Sabor Amargo que trajeron su rock desde Ciudad Rodrigo. Después, toco Trance y para finalizar la noche, DeAzero, grupo tributo a Extremoduro.

Cansados del día anterior, y sin descargar los coches, aparecimos en el Parque Calero de Ciudad Lineal el domingo por la tarde, a tocar para un público muy atípico para nosotros, pero que entendió desde el primer momento que lo importante era precisamente el ESTAR allí, apoyando una iniciativa vecinal que el Ayuntamiento dictatorial que sufrimos en Madrid ha intentado reventar (usando sus armas burocráticas) en varias ocasiones. En esta ocasión, hicimos una hora de concierto, donde pudimos flipar con los pogos que se marcaban los chavalillos y los niños con sus papás y mamás en las primeras filas. Después de la descarga de zapatilla, donde misteriosamente ni siquiera las personas mayores se largaron de los asientos (que hubiera sido lo previsible, vista la tonelada y media de distorsión que echamos allí), aparecieron Gypsy pour Jazz, un combo de Swing- Guitar Jazz al mas puro estilo manouche, es decir, rollo Django Reindhart, que se encargaron de tocar tanto clásicos de los grandes guitarras de Jazz como Django, hasta temas de pop actual convertidos a este formato. Muy buenos, sobre todo para Bauer, al que le gusta mogollón el jazz.

Un diez para la organización, que, aunque estaban nerviosos por la situación en la cual les habían obligado a montarlo todo, supieron estar a la altura. Se os agradece que contéis con nosotros para algo así.